MonosInvolución

La semana pasada fui testigo en Madrid de una situación curiosa. Circulaba con mi motocicleta por la madrileña calle de Goya y a mí lado bajaba otra motocicleta de igual cilindrada, pero con un tubo de escape de competición. La sensación era de estar en las carreras por el ruido que nos acompañaba. Un conductor de coche deportivo venido a menos, al que le pesaban los años en sus abolladas puertas, se “transformó”. Seguramente el ruido a motor con “nervio” desata bajas pasiones, ya que el “joven” se situó en el carril del autobús como si se tratase de una parrilla de salida. Habíamos despertado un instinto primario de supervivencia y competitivo. Al igual que los grandes felinos ante una presa, iba a ganar el más rápido en la salida. Eso es lo que me parecía, porque aunque no hablábamos, las miradas sí que lo hacían. Pero este buen conductor, debía de ignorar que unos cien caballos de potencia en una moto, son equivalentes a cuatrocientos caballos en un coche. Y su coche, ni de lejos, tenía esos caballos, y si los hubiera tenido, éstos hace tiempo que estaban libres en verdes praderas.

Nosotros o por lo menos yo, no pretendíamos competir, pues solamente con engranar la primera marcha, la moto se pone a 40 kilómetros por hora en 3 segundos y su coche ni siquiera estaba andando. Esto me llevó a pensar mientras me perdía en el tráfico de la ciudad, la verdad que afirman los científicos. Los  instintos primarios y salvajes los seguimos manteniendo por nuestra supervivencia. Aunque también es cierto que hay individuos cuyos genes primates priman sobre el caos y restan sobre la lógica.

Grecia

Unos días después  en una tertulia televisiva, se debatía sobre una realidad contemplada por la ciencia. El estado de comodidad al que estamos sometidos, nos está haciendo menos listos. Ya no tenemos que memorizar, ni siquiera aprender a sobrevivir. Nuestras vidas no corren peligro y no hay que salir a buscar alimento para el día, (de momento).

Los mensajes de texto se acortan, se abrevian, como el lenguaje de los monos, casi gutural (El que pasa  = K pasa) (Ven tú por VT) y los que se os ocurran.

El saltar desde balcones a piscinas, hacer surf en los trenes, brincar en los parques de las ciudad, es en definitiva volver hacer el mono. Decían que si nos encontráramos frente a un hombre de la antigua Grecia, nos parecería un súper hombre, ya que su capacidad de cálculo y su agilidad de pensamiento nos sorprendería. ¿Estamos ante tanto avance, en un retroceso evolutivo? ¿En la vuelta a la era de piedra? Yo no lo creo, pero si creo que nos idiotizan con lo que nos rodea.

Botellón

Caemos en el beneplácito de copiar al vecino que duerme. En imitar a la manada y al cacareo en el gallinero. Solo hay que ver en twitter a los repetidores de credos y consignas del día a día. Son los gritos de los monos en los árboles, la voz de la selva. Solo seleccionando a lo mejor de nuestro Time Line de Twitter, así como a los amigos de la vida real que más os aporten, podremos seguir creciendo y aprendiendo. Dejemos que la manada se suba a las lianas de lo obvio, a cada cual con su responsabilidad de vida, porque cuantos más monos sean en los árboles, más espacio libre tendremos para correr. Seamos nosotros, no reflejos de otros. Que vuestro tubo de escape de vuestra esencia, siempre despierte instintos.

Monos
Involución

Por Rubén García Codosero

Escritor y programador o viceversa.

3 comentarios en «A la chita callando»
  1. Buenas tardes , Rubén :

    Sin duda, se puede decir más alto , pero no más claro. Dibujas perfectamente con tus palabras el ” panorama social patrio ” ( bien es cierto que hay , afortunadamente y menos mal , grandes , medianas y pequeñas excepciones ) ; pero coincido contigo que lo que abunda y/ó más ruido hace , es el escenario por tí descrito.

    Añado tu blog a mi lista de favoritos.

    Enhorabuena y muy buen trabajo.

    NOs leeemos.

    REcibe un fuerte abrazo.

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