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De un tiempo 2.0 a esta parte, viene observándose una práctica a la que no estábamos acostumbrados. Es la técnica de hacer las cosas gratis para promocionarse. Una nueva ley no escrita, acuñada con tinta de crisis, está llevando a las personas, a realizar trabajos por la nada más absoluta. Todo viene porque algún chiflado de dos punto cerolandia (Término de @marcapersonal) se le ocurrió que haciendo cosas gratis, te promocionabas y te abría nuevas puertas. Puede que en otro país más avanzado moralmente, sean así las cosas. Pero en el país del Tempranillo, Julián Muñoz, y el presunto Urdagarin, tenemos otra cultura. La de desvalijar lo que sea gratuito y dejarlo marchito.

Desde las exposiciones o ferias, donde un incauto comercial saca unos tristes bolígrafos y se le abalanzan las masas para quitarle el tupper del desayuno, hasta un hombre que regala zapatos y se le acerca un hombre sin piernas a pedirle un par. Somos así, la historia nos ha convertido en lo que somos y hacemos. Nuestras tradiciones tienen muchos siglos de historia. Quizás fue en épocas de hambruna, donde la iglesia repartía pan y si no eras avispado, te quedabas sin nada que llevarte a la boca ese día. No lo sé,  pero no debo de ir desencaminado.

El mundo digital es relativamente nuevo. Nadie valora la propiedad intelectual del trabajo de otras personas, es cierto, no los vemos como un robo. Descargarse una película, un programa, un disco, un libro, está al alcance de cualquiera. Conozco personas que tienen la biblioteca de Alejandría en su disco duro, y que en diez vidas quizá no podría leerlo todo. Pero como es  gratis, pues todo a “la saca”.

Cosecha

No valoramos que el conocimiento y el esfuerzo que realizó una persona, tanto económico  como de tiempo para realizar ese producto, tiene un coste. Al igual que los bolígrafos que te regalan, o los calendarios que atesoran los jubilados de todos los bancos de su barrio.

Con esto quiero decir que no hay que creerse todo lo que nos cuentan en las redes sociales. Somos una cultura única y debemos actuar en nuestro caso a lo hispano. Cobrar por nuestro servicio, consulta o ayuda. Quizás no necesitemos el dinero y queramos ser “altruistas 2.0”, en ese caso, existen leyes sobre la competencia desleal.

Recuerda, nadie es tu amigo en las redes sociales. Seguramente hace un año ni te conocían. No tienes que demostrar que eres “guay”.  Valora tú trabajo y te valoraran. Hazlo gratis en este país y abusarán. Y cuando no tengas nada que ofrecer o lo que ofrezcas ya lo tengan, se irán a otro mercader del altruismo y te quedarás como al principio, pero con una salvedad, habrás tirado por la borda un tiempo de tu vida, que nunca más recuperarás. ¿Valoráis el tiempo que tenéis en la vida? Pues ya sabéis, reflexionar y conocer un poco más a la persona antes de regalarla un segundo de vuestra vida. Si os retiran el saludo, en este país hay cuarenta y seis millones de personas, y en el resto del mundo, millones. Buscar vuestro círculo de valor.

https://www.youtube.com/watch?v=sVx5dNsWvUY

Por Rubén García Codosero

Escritor y programador o viceversa.

3 comentarios en «Demasiados “primos”»

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