Ficha al Pichichi de tu vida, conviértete en goleador.
Suena el tiempo de descanso, corres hacia el vestuario con una toalla al cuello para secarte el sudor. El entrenador de tu conciencia te dice que has jugado bien el partido de tu vida. Pero ahora viene la segunda parte. La vida siempre da segundas oportunidades, nunca pita final de partido, salvo que sea una terrible enfermedad o un triste accidente. Por lo tanto como nadie te ha pitado ninguna expulsión y si en cambio alguna tarjeta amarilla, te retiras algo agotado a ese vestuario para descansar un poco.
A este descanso llegamos todos, solo que le hemos llamado la crisis de los 40, de los 50 o de los 25 años. Da igual, el caso es que lo vamos a comparar como un descanso del partido. Ya en la ducha de tu reflexión evalúas que tal te ha ido en la vida. Si no has hecho más que parar tiros a puerta, si te han colado unos cuantos, o si te han roto la espinilla al tratar de marcar en puerta ajena. O por el contrario que llevas tantos goles, que ya te empiezas a aburrir, quizás de entrenador estarías mejor, ayudando a los demás, o quizás de árbitro.
El partido de la vida es completamente maravilloso. Desde que elijes campo, o al menos crees que lo eliges cuando la moneda te designa una familia, un lugar donde nacer. Vas entrenándote duro, correr bajo la lluvia, aguantando broncas de tu conciencia, escuchando los pitidos de tus hijos, conyugue, jefes o compañeros. Tus apellidos el número en la espalda, tus aptitudes el color de tu camiseta, el resultado del partido, pues depende como juegues.
Si juegas a la defensiva evitarás tantos ajenos, pero también progresos propios. Si juegas de portero, pararas o no los golpes de la vida pero no tendrás otra meta que salvaguardarte, mejor hazte monje. Si juegas de central o lateral, tendrás oportunidad de todo un poco. De parar malas jugadas en tu contra, de hacer sudar a la vida, de meterle un golazo por la escuadra, después de múltiples intentos.
Pero ¡oh gran jugador!, si juegas a ser el pichichi nunca estarás a la defensiva de nada. Saldrás al campo a correr, a llegar a meta, una, dos, mil veces. Sabrás dominar la pelota en tu tejado, sabrás confundir al enemigo, pasar tus objetivos bajo las piernas del adversario, y cuando el último obstáculo te mire a los ojos temblará. Y digo temblará porque sabe que si no marcas en esta, marcarás a la siguiente, que nunca te rendirás y eso amigo, hará que ese obstáculo baje la guardia. Quién se enfrenta a un pichichi ya sabe lo que le espera.
Porque no se puede detener a un ganador, como no se puede detener a alguien que quiere ganar. Y he aquí que cuando estés en ese banquillo del descanso, cuando te contemples limpiándote la frente, pensando por donde vas a tirar el resto de tu vida, te en claro solo una cosa.
Por Dios amigo, ¡Sal a ganar!
Información Bitacoras.com
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