A veces frente a situaciones difíciles, malas rachas, o temporadas duras a todos nos apetece arrojar la toalla. Dejarse caer, o emular una hoja y que te lleve la corriente flotando a lo largo de un río que toma las decisiones por nosotros. No digo que sea malo, ya sabemos que todos los ríos terminan en el mar, y una vez allí se difuminan nuestros problemas o al menos se camuflan con todos los demás.
Pero hay ocasiones, donde uno toma la decisión de arrojarse al río y dejarse llevar por la corriente, pero con control. Puede que la corriente nos lleve sin remedio, pero todos estamos provistos de remos y podemos dominar la situación. Viraremos donde queramos, descansaremos en la orilla que más nos plazca y nos bañaremos donde estimemos. Al fin y al cabo la corriente nos arrastra a todos hacia nuestro destino, pero con la salvedad de saber que nosotros manejamos nuestro camino.
El sábado 2 de agosto de 2014, asistí con la fundación También al descenso del río Sella. Mi presencia era meramente para acompañar a una amiga, cuya hija y amigos descendían en Kayak el río Sella. Siempre sorprende ver un grupo de personas discapacitadas juntas. En una sociedad que presume de “normalidad” los testimonios de discapacidad quedan relegados a esas plazas de aparcamiento azules en los supermercados de las ciudades, a esas plazas en zonas turísticas o en cualquier calle por donde paseemos. No nos fijamos, no nos paramos a observar la cantidad de obstáculos físicos que existen para estas personas.
Verlos sorprende, por su agilidad en sonreír, por su iniciativa, por su actitud de “echados para adelante”, una seguridad en sí mismo envidiable, una sensación de unidad muy muy agradable.
El Sella, como un ancestral antepasado, les cedió su lengua fría de agua. El Sella no hace distinciones y no entiende de razas, religiones ni problemas físicos o personales. El Sella trata a todos por igual, si luchas te respeta, si descansas te guía, si te descuidas te mojas y si te sobrepasas y le pierdes el respeto hasta te ahogas.
La sociedad tiene mucho que aprender del río Sella, pero la primera lección siempre será la igualdad de oportunidades ya que el recorrido es el mismo para todos. Una persona sin brazos puede nadar y llegar a buen puerto, y alguien con todos sus miembros se puede ahogar en un charco de lamentaciones.
Enorme labor de la asociación También, respetable esfuerzo reconocido por el Sella y los que les acompañados. Si no tenemos remos debemos recordar que nosotros somos nuestro propio remo. Luego tenemos el deber y la oportunidad de utilizarnos a nosotros mismos para llegar a nuestra meta. Dejarse llevar no es hacer trampa, es perder la vida, es ser un mero espectador desde la orilla.
¡Adelante remeros de También! Ni los remeros de Ulises lograron mejores proezas.
[easymedia-gallery med=”1404″ filter=”1″]
Enlace a video: Descenso del Sella También 2014
Información Bitacoras.com
Valora en Bitacoras.com: A veces frente a situaciones difíciles, malas rachas, o temporadas duras a todos nos apetece arrojar la toalla. Dejarse caer, o emular una hoja y que te lleve la corriente flotando a lo largo de un río que toma las decisiones..…