Milu

Cuando el río suena agua lleva y no solo es un refrán español. Cuando se consigue un palmarés, un triunfo o victoria, muchas ruedas de molino se han tenido que mover. Esto es difícil de comprender si te has criado en la generación de lo inmediato. En el viejo botón de Windows 95, “Pulse aquí para comenzar”, aunque ahora sería algo más como un “Pulse aquí para ser Guay”. Sin nada mas, sin peluquín o formas amaneradas, algunos se creen que por inhalar y exhalar oxigeno tienen derecho a la gloria.

Derecho al triunfo

Derecho tienen Michael Jordan, Carl Lewis  o Messi, pero ellos movieron molinos. El triunfo es para quién se pone de pie un día tras otro y no ceja en su empeño, aún después. El triunfo nunca es el fin.

Tintín es malo.

Cierto ahora Milú sería el detective y el pobre Tintín su mascota. O acaso ¿Qué hay más loable que un perro sea un miembro de tu familia? (Excepto para pagar la hipoteca o arrimar el hombro para abonar el ecológico recibo de la luz). Y siguiendo con Tintín, que inspiraba a sus lectores a ser un detective, a tener audacia, valentía para enfrentarse a los retos, se ha pasado a loar a Milú y a sus ladridos.

Revés.

El triunfo del can

Seguramente en Sidney el bueno de Milú hubiera acabado con Nadal en 2 set. Pero como no ha tenido esa oportunidad, ladramos en las redes, ya que en la calle hace frío. Y lo cierto es que esos ladridos pasan desapercibidos para Rafael, ya que el entreno diario le lleva por otros derroteros.

Si al menos el Milú de turno espantara las moscas de la funda de la raqueta de Nadal, podría darse por satisfecho. Sigue ladrando Milú, que un día recibirás lo que mereces y ansías en un precioso tweet de colores, o un palacio en el metaverso. Que lo disfrutes.

Por Rubén García Codosero

Escritor y programador o viceversa.

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