Millennials vs Kong
La sala oscurecía, sonaba la música mientras un tupido telón se corría lentamente. El motor del proyector empezaba a trabajar y un chorro de luz inundaba la pantalla. En ella emergió un gran mono llamado King Kong con una Fay Wray temerosa que gritaba, mientras el gran primate escalaba el Empire State Building.
El público de la sala no daba crédito a lo que veía, una gran superproducción repleta de efectos especiales que abría las mentes a las nuevas promesas de directores, guionistas y productores del séptimo arte.
Mucho ha llovido desde entonces, la ciencia ha evolucionado en todos los campos. Fruto de ello, todos tenemos un modesto terminal, Tablet, Smartphone, capaz de hacer que los efectos especiales del gran Kong sean similares a los de un simple titiritero en un parque público.
Por toda esta tecnología se ha etiquetado a una generación como generación millennials, o dicho de otra manera generación nativa digital. Una generación preparada para impulsar grandes cambios en la sociedad, dispuesta a cambiar las normas, a mejorarlas. Pero eso claro, es bajo su punto de vista, no bajo la del gran Kong.
Millennials desde siempre
El motivo para escribir este artículo no es para desprestigiar o minusvalorar a esos millennials con toda una vida por delante, si no más bien para anotar un apunte en el margen de su cuaderno de bitácora. (Bloc de notas o evernote como prefieran)
Yo era comprador de la revista yoroboku. Diseñada, editada y publicada por esos millennials. Y la verdad es que me encantaba, sus diseños, sus nuevos conceptos, su forma de pensar, hasta que un comentario de uno de sus colaboradores me hizo abandonarla. Al menos en el formato físico, de tarde en tarde la ojeo en modo “nativo digital”. No recuerdo bien la expresión de aquel artículo pero decía algo así como “si tienes más de 35 años, jamás entenderás que es un cloud computing, un pki, un rest con ssl cifrado,etc”. Es decir toda una serie de vocablos y siglas que para alguien como yo nativo digital desde 1984 gracias al señor Alan Michael Sugar, son el día a día en mi trabajo.
Dar por hecho que alguien mayor de 35 años jamás va entender tu mundo digital, les hace olvidar que los mayores de 35 años fueron cuando no, los creadores, o al menos los que asentaron las bases. Es más sin un Newton o un Copérnico, ahora estaríamos construyendo galeras y eso de los millennials sería una tribu de las lejanas Galias.
Poner todas las expectativas en una generación nativa digital es una auténtica bobada. Cualquier niño con un ipad puede hacerte una animación con cierta app, que el viejo Kong de tela y cartón puede palidecer. Pero hacer que los mejores efectos especiales digitales, que la mejor aplicación digital tenga sentido y alma es harina de otro costal. ¿Para qué quieres una app que mide gritos en el fútbol? ¿Para que una peli tipo Avatar multicolor sin alma, con una historia hueca o vulgar? ¿Y un Rubius que se enriquece sin aportar nada excepto llenar los tiempos muertos de los adolescentes en no hacer nada?
Ni ser joven significa estar al día, ni ser mayor es sinónimo de obsoleto.
Generalizar es lo fácil, diferenciar es lo difícil. Ni todos los millenials son el Rubius, ni todos los mayores de 35 años Mariano Rubio. Lo mismo que hay millennials que saben montar en bicicleta, pescar, orientarse por un bosque, hay mayores de 35 años que tienen sus startup, sus granjas pokemon y hasta su capa de Batman.
Si el gran Groucho Max hubiera tenido youtube, hubiera sido brillante, lo mismo que Picasso, que Dalí, que Federico García Lorca con sus respectivos canales. Si los creadores de Uber, Whatsapp hubieran estado en el siglo pasado, posiblemente hubieran puesto su granito de arena en IBM, ATT o creando su propia empresa.
No nos engañemos. Lo que siempre ha brillado es el talento. Da igual las herramientas, los conocimientos. Es la capacidad de llevarlo a cabo. Conseguir lo que uno se propone y lograr el éxito. Sin importar para nada esa ley invisible de los años. Ni el exceso de ellos te hace cuadriculado ni la falta de ellos descerebrado. Solo tu trabajo y su resultado hablará por ti.
Tu eres el único Kong de tu torre, no permitas que te sigan ametrallando con prejuicios pre construidos. Contra ellos manotazos de genialidad. ¿no te das cuenta que lo que quieren es quitarte a tu rubia?
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