Esta semana, mientras grababa un video promocional para mi empresa, recordaba la palabras que Fernando Alfaro (APR Aprende a Pensar Al Revés), nos dirigió sobre lo que el pensamiento disruptivo. Lo que antes hacía un equipo de filmación, ahora lo puede hacer una sola persona con una sola cámara o un simple teléfono. Muchas cosas han cambiado, muchos puestos de trabajo se han esfumado para ya no volver más. Ahora que estamos en pleno apagón analógico de valores, y el mundo digital se abre paso, enormes fortunas y nuevas riquezas empiezan a crecer a nuestro alrededor. Si medimos lo nuevo y lo viejo, siempre ganara lo viejo.Porque no puede medirse la nueva forma de valorar el mundo, con instrumentos antiguos, y reglas desfasadas. El mundo digital brindará oportunidades a las personas que se atrevan a soñar o a las personas que den un paso en firme. Toneladas de terabits nos rodean, a los que se suman otros miles. Dicen los expertos que en estos tres últimos años hemos superado en datos a toda la historia de internet. Digo por tanto que quien sepa cómo extraer esos datos, ganara su fortuna.
En esta jornada estuve twitteando todo lo que mi tiempo me permitió, entre monumento y monumento haciendo más tarde, de todo lo que había sucedido. El vídeo de momento, al ser corporativo, no puede verse, pero sí la huella digital que dejó mi paso por la ciudad de Madrid. Cuentas de twitter me retwittearon, algunos amigos y otros desconocidos, como portales de turismo y viajeros. De este día me quedo con los seguidores de Instagram, a los que pese a no seguir ni conocer, gustaron estas fotos.
¿Serían turistas, o futuros viajeros que sueñan con Madrid? Aquí hay un negocio oculto, un matrimonio entre Instagram y turismo, quien sepa ir más allá, quizás hacerse preguntas como nos decía Fernando Alfaro, podrá crear su negocio rentable, salir de la crisis del pasado y nadar en la abundancia del futuro.
Las preguntas quizás son ¿cómo se miden nuestras redes? y ¿los datos aportados?. Quién resuelva esta y otras cuestiones, se llevará el gato al agua. Y lo más curioso es que lo tenemos en las narices y no lo sabemos ver. Rompamos de una vez con lo aprendido, seamos de nuevo como niños y exploremos. Nos han vuelto a llenar la vida de tesoros.

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