Yo perro, tu perra vida
La vida es simplemente un equilibrio, un mecanismo de relojería con millones de años de evolución. En lo que a la ciencia se refiere, las anomalías son correcciones que permiten que todo siga en orden.
Si día un meteorito nos borra de la faz de la tierra, ya vendrá otra especie a reemplazarnos. Y de nada valdrían ahora, en este preciso momento hacer debates si ellos lo harían mejor que nosotros o no. El caso es que ese meteorito ya nos ha alcanzado y apenas no hemos dado cuenta. La sociedad occidental muere, como lo hacen los elefantes o las ballenas blancas, mientras se crean donativos de buenas intenciones.
Por meteorito me refiero no a una roca ígnea venida del profundo cosmos, me refiero al chucho taciturno que ladra en las siestas, o el can de pedigrí que se olisquea algo más que el ombligo a la sombra.
Sociedad perra
Vivimos en una sociedad perra ya que la familia a vez, pasa a ser un hueso demasiado duro de roer. Y por ello queramos dejar nuestros molares para cosas más finas. A los hechos me remito, cada vez se cierran más guarderías y se abren más tiendas de peludas mascotas.
El perro, el mejor amigo del hombre (según para qué cosas) se ha hecho con el control, con el raciocinio del gran Scooby Doo, Snoopy o Milú. Pero claro eso eran dibujos animados, y el cómodo ciudadano sigue perdiendo la memoria.
Lejos quedan ya aquellos perros que guardaban el ganado, los que ayudaban en la caza, los que vigilaban y nos avisaban. Ahora en la inmensa soledad de una ciudad, se han convertido en animales de compañía. Símbolo y enseña del amante de los animales, divisa de lo correcto, espantapájaros de lo no moderno. Un hito hípster que en realidad mimetiza al dueño con el esclavo animal.
Esclavo ¿Quién de quién?
Esclavo es lo que dicen los doctos en la materia, un ser vivo al que dominar, al que dirigir o premiar según nos venga el día, atado con una correa, bozal o la puerta de casa. Animalista que se rasga las vestiduras en las plazas de toros, pero permite que a las perras se las esterilice, se las vacíe por dentro para que no molesten demasiado. Una sociedad humana que habla a un animal, lo mismo que en aquellos dibujos de Disney. Solo que animal no entiende mientras mueve la cola, con su vestidito a la moda, o su lacito de buen chico.
La tasa de nacimientos de capa caída mientras el consumo de pienso animal mueve millones de dólares. A la vez el tercer mundo sigue consumiéndose, como siempre a su suerte, mientras la dulce mascota descansa en su peluquería.
Si los perros hablaran, pedirían su libertad o su esclavitud que es más cómodo que alguien limpie tus excrementos y te llene la tripa con promesas.
Enfermedad mental o etiqueta moral
Quizás sea una nueva enfermedad mental, un hito todavía no estudiado. Puede que sean graves estas palabras, pero recuerda que desde hace 40 años, hasta el principio de los tiempos, si hablabas a un perro como una persona, se te tildaba de loco.
Ahora somos más tolerantes, puede que hayamos camuflado esa palabra con la de amigo de los animales. En unos años cuando los parques estén vacíos de niños europeos, cuando no se llenen las viviendas y lo barrios, la etnia que nos invada o tome posesión de este país (una vez más), pondrá a los canes donde los corresponde. Llevamos 2000 años o más de diferentes culturas, no es raro que en un futuro se repita todo de nuevo. Al menos espero que el perro de entonces, corra libre por el campo, como siempre ha sido.
[…] Enlace al artículo […]