Espera mi llegada con la primera luz del quinto día al alba, mira al este. Que suene una última vez el cuerno del abismo de Helm.
¿Qué es lo que está sucediendo en España? ¿No arden acaso ya, las almenaras que van desde los pirineos, hasta despeñaperros? ¿No se ve lo suficiente las llamas del pico Aneto, Navacerrada, Gredos o el Mulhacén? ¿No rechina el Teide y la peña de Francia? ¿Y los montes de Asturias, León y Galicia, tampoco los ve nadie refulgir?
La maraña secesionista ha entrado en la fortaleza del derecho, donde los últimos valientes. Descendientes de los grandes reyes letrados del pasado, se baten ante la turba enloquecida del independentista, que creado con las malas artes, torna un español en un ser de barro y violento.
La ley de la espada, destruir por destruir a sus semejantes, ciegos por el resplandor de un anillo independentista que solo sirve a sus amos, Pujoles, Junqueras o Puig no sé qué.
Los letrados
Son los letrados, los que junto a nuestro rey dan todo por mantener el orden. Mientras a Rajoy le crecen ya los enanos de barba trasquilada, y ya no tiene por dónde agarrarles para lanzarles contra las turbas violentas.
Hasta que al quinto día al alba aparezca ya con la ayuda el mago blanco. Un mago que no es otro que un país unido de nuevo bajo una única bandera. La de la igualdad, la de los hermanos, la de la justicia y la razón, la que aporta nuestra visión y sentir del mundo. La Española, sin anillos, sin engaños, sin ese ojo tuerto de un Sauron cualquiera, sin esa cabellera envidia de un apache.
